top of page

ARTÍCULOS

El Chernóbil de México:
 Cobalto 60

Esmeralda Estrella Álvarez Jacales*

Antes de iniciar con nuestra propia historia mexicana, contextualicemos un poco acerca de la vieja, pero nunca olvidada historia de Chernóbil. Todo tiene lugar los días 25 y 26 de abril de 1986 en una central nuclear al norte de Ucrania en donde se produciría uno de los peores accidentes nucleares de la historia de Europa y del mundo moderno de ese entonces. Chernóbil era la ciudad más cercana al reactor nuclear RBMK que explotaría, ciudad de la antigua y extinta URSS, todo comenzó cuando el mantenimiento del reactor nuclear se había extendido, ya que los encargados querían usar esas horas para ver el enfriamiento de dicho reactor en caso de que se quedase sin energía, pero durante la prueba el reactor central comenzó a aumentar su potencia lo que provocó una reacción de explosiones en frecuencia mismas que bomberos y trabajadores del reactor nuclear intentaron controlar. El fuego y la desastrosa situación en la cual se encontraban, y en la cual la radioactividad provocada debido a toda esa energía nuclear que desprendía olas de humo y de cenizas que se esparcía con velocidad a otros lugares, y en especial a Chernóbil en donde los habitantes no tenían idea de los efectos a corto y largo plazo que les traería el respirar ese aire contaminado, luego de la desastrosa noche que sufrió el reactor el día siguiente era de lo peor. Hasta el día de hoy la ciudad de Chernóbil es inhabitable, pues debido a que el reactor emitió una radiación más grande que una bomba nuclear, los habitantes tuvieron que dejar toda su vida atrás y salir de la ciudad, la cual según científicos será habitable hasta dentro de 20.000 años.

Volviendo a ese dicho en donde las cosas siempre se repiten sino conoces la historia o en este caso las cosas y errores se repiten, sino conoces nada acerca de cosas radioactivas o si eres una persona mortal viviendo en México y nada más querías vender fierros viejos, bueno es una idea sobre lo que paso con nuestro propio Chernóbil de esos memorables años 80. Cabe resaltar que los sucesos que a continuación se narran es una reconstrucción de los mismos a partir de varias fuentes, mismas que son citadas al final del texto.

Los años 80, un México diferente, personas comunes otras con sueños y algunas de ellas con muy mala suerte o con muy poco sentido común.

Y es que la suerte no es algo comprado, década de cambios y locura y parece que la suerte o la muy mala suerte acompañaba a estos dos entes del universo: Vicente Sotelo y su super amigo Ricardo Hernández.

Año de 1983, dos años antes de la tragedia en Chernóbil. Ciudad Juárez en chihuahua, remontemos a la máquina de tiempo y pasemos al año 1977, un grupo de médico del hospital privado “centro médico de especialidades de ciudad Juárez”, compra una máquina de radioterapia equipada con una bomba de cobalto-60, uno de los isotopos radioactivos, con rayos gama para tratar pacientes con cáncer.

Sería la protagonista de lo que está por suceder y se convertiría en un verdadero cuento sacado de una película de ciencia ficción.

La máquina habría sido importada ilegalmente a México en el año de 1977. El uso de esta máquina era prioritario si se utilizaba en pacientes con cáncer, pero al no haber mucho espacio en el hospital, debían decidir si quedársela o no.

De todas maneras, este tipo de maquina habían dejado de fabricarse en Estados Unidos debido a que tenía desperfectos, pero como todo buen México no se dudó en importarla ilegalmente.

El hospital no contaba con expertos y mantenimiento que pudieran manejar la máquina guardada en la calle Ignacio zaragoza para evitar que el Instituto Nacional de Investigaciones nucleares no encontrara esta amiguita radioactiva en la propiedad del hospital.

En esta parte de la historia comienza la fatídica aventura de nuestros protagonistas de película clásica de terror, Vicente Sotelo y Ricardo su super amigo, utilizando como herramienta el martillo cual Thor. Comenzaron por desvalijar la máquina de la cual no tenían ni la más mínima idea que los podía matar o podía convertirlos en Spiderman con todo el material radioactivo que emitía, bueno no hay que culparlos, ignorancia junta y cero carteles de advertencia con calaveras impresas que dijeran peligro era lo que faltaba en esa escena para advertir del peligro.

Continuaron desvalijando llegaron hasta el cabezal que contenía al villano de esta historia: el cobalto-60, imaginemos a los protagonistas con mucha curiosidad preguntarse por lo que habría dentro y posterior verlos destrozando el cabezal, el cual comenzó a irradiar y liberando seis mil diez balines de gramos con una fuerza radioactiva de mil tres curíes.

Bueno quieres que se te frían los órganos, un Curie es suficiente para causar ese daño. Azul cual pitufo, el cobalto-60 se hizo presente con su característico mágico brillo azul. Vicente y Ricardo con el sabor metálico en la boca y un poquito de calor en el cuerpo, recogieron su futura mercancía y se fueron al deshuesadero en una camioneta.

A partir de aquí ponga mucha atención a esta camioneta. Todo el camino los gránulos radioactivos cayeron en la camioneta y continuaron regando en la carretera material radioactivo.

Vicente al llegar al deshuesadero cargo con sus manos el cabezal de la máquina de rayos x y al instante sus manos y brazos recibieron quemaduras de segundo y tercer grado, vomito y diarrea provocada por la cantidad de radiación a la que se expuso al cargar el cabeza.

Pero sin sospecha alguna, vaciaron todo y cobraron 1500 pesos. Claro después de todo los dos amigos no tenían ni idea que debieron haber cobrado más por todos esos mil tres curíes de radiación que recibieron.

La camioneta estuvo estacionada en la colonia Alta Vista a solo metros del rio bravo en la frontera. Con todo y radiación, muy seguro gente y niños jugando cerca a punto de este foco de radiación estaban en peligro.

En el deshuesadero todo el material sin radiación, se mezcló con todo el material radioactivo de la máquina, la grúa que manejaban se volvió radioactiva y era una especie de contagio covid19 pasando la radiación de metal en metal.

Reacción en cadena que terminó contaminando seis mil toneladas de material, después de eso este material fue vendido a fundidoras de metal para fabricar varillas.  Se vendió a la maquiladora aceros Chihuahua y la maquiladora Falcón.  Las empresas comenzaron a usar el material a partir del 14 de diciembre para crear mesas y varillas de acero corrugado las cuales fueron distribuidas en la mitad del país y algunas exportadas a Estados Unidos.

Veinte mil toneladas de material radioactivo es una cifra decente para mencionar este desastre, niños a punto de convertirse en niños con terceras manos jugando cerca de la camioneta y demás, pero lo preocupante ocurrió que después de más de 1 mes repartiendo camiones con material radioactivo, nadie había notado nada sobre este desastre que ya estaba contaminando más lugares y transportando el peligro en más partes.

El 16 de enero de 1984 un camión que transportaba bases de mesas perdió su ruta y cuando intentaba regresar a ella paso por el laboratorio nuclear los Álamos, el cual con sus detectores de radiación, identificaron y activaron cámaras de seguridad que le tomaron foto al camión.

Como todos unos expertos estas autoridades estadounidenses pusieron manos y recados a la obra, averiguaron de que compañía provenía el camión y en todas las paradas que se sabía iba a hacer, dejaron recados que el conductor ignoró.

Se tardo 10 días para que se encontrase la camioneta causante de todo este desastre que ya había avanzado estrepitosamente hasta lugares aún no conocidos, las autoridades estadounidenses dieron aviso de esto a las autoridades mexicanas.

Muy tarde la camioneta fue hallada pero las personas que vivían cerca de ésta ya habían sido irradiadas con todo el material radioactivo que contenía la camioneta según las mediciones la mayoría de los habitantes de esta colonia en Juárez en donde se encontraba la camioneta habían sido expuestas a mil rads, lo que emiten veinte mil radiografías.

La revista proceso entrevisto a Sotelo quien dijo que después de que se solicitara que todos los vecinos recibieran pruebas y tratamientos por la radiación, y éstos molestos le reclamaban que todo lo que sucedía era su culpa. Gracias a esto se pudo saber que él trabaja en el hospital de Juárez y que la camioneta era propiedad de esta misma instalación.

Debido a la publicación de la revista proceso y su entrevista con nuestro protagonista de esta fatídica historia se pudo saber que él y su amigo habían sido amenazados por el director del hospital, el cual como todo gandalla que no quería afrontar la situación en la que era muy obvio que ya se habían metido por negligencia, los hizo firmar un contrato en donde se les culpa de haberse robado la máquina. Lo cual era mentira pues fue completamente entregada por el hospital debido a que nadie sabía cómo usarla.

Y es que la inocencia e ignorancia de esos años estaban en el señor Sotelo quien no sabía a qué se había expuesto. Ahora si como diría un famoso personaje, Don Ramón: la calavera significa peligro.

Al final el hospital fue expuesto y se encontró la factura de compra ilegal de la máquina, después de eso las autoridades del hospital aplicaron la clásica olvidadiza y negaron todo.

Y por si fuera poco las autoridades expertas tomaron a varios trabajadores y los pusieron a recoger toda la arena radioactiva para limpiar todo el desastre, claro como es algo bien fácil entre elegir si exponerte a radiación a corto o largo plazo sin que se te derritan los órganos o la cara pues que más daba poner a trabajadores que no tenían ni idea de en qué andaban metidos, muchachos iguales de inocentes que Vicente Sotelo y su amigo.

El secreto de la cantidad de personas afectadas por el cobalto-60 nos dejan con interrogativas de cuanto daño y hasta donde se extendió este desastre pues no hay cifra exacta que nos diga un numero claro.

En cuanto a Vicente Sotelo nuestro protagonista desastroso radioactivo, no sufrió más afectaciones que su diarrea y su quemadura en brazos y manos y debido a esto se le apodo “Vicente el hombre biónico”.

Sin duda podremos decir que tenemos que aprender mucho de estos desastres que no suelen ser comunes pero que no deberíamos perder de vista en caso de un nuevo desastre. 

Cobalto.jpg

"Veinte mil toneladas de material radioactivo es una cifra decente para mencionar este desastre"

"Ahora si como diría un famoso personaje, Don Ramón: la calavera significa peligro".

AUTORA:

* Alumna de la Licenciatura en Comunicación.

"Azul cual pitufo, el cobalto-60 se hizo presente con su característico mágico brillo azul"

Fuentes consultadas

Contáctame // Tel: 01(712)283-1012//01-800-5059610 /
/editorial@uicui.edu.mx
bottom of page