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Teresa Barrios Lara*

Película británica de drama de 2019 escrita, dirigida y protagonizada por Chiwetel Ejiofo

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Hablemos de sustentabilidad

Reseña de la película El niño que domó el viento

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Dicho tema se retoma en las instituciones educativas, en empresas sustentables, promulgación de leyes, implementación de planes y programas de desarrollo para atender los asuntos ambientales, incluso lo observamos en videos, caricaturas, documentales y películas como El niño que domó el viento. En esta historia se hace hincapié que es basada en un hecho real, ocurrido durante la hambruna de Malawi (África), en 2001.

Esta película se recomienda ampliamente. Porque al disfrutar de verla uno se pregunta ¿Habrá un niño que sea capaz de domar el viento? O ¿qué habrá realizado ese niño de tan sólo 13 años de edad para aminorar el hambre que azotaba el lugar de origen, y junto con su familia, que no creía en él, encontrar una solución sustentable?

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2020) se define sustentabilidad como: “la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo, protegiendo asimismo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas”.

Sin embargo, también es cierto que la implementación de diversos modelos de desarrollo sustentable, no han sido suficientes para contrarrestar el inmenso daño ecológico que se ha generado a nuestro planeta durante décadas.

Y no porque el concepto en sí mismo sea obsoleto. Por el contrario, sigue siendo pertinente. Sobre todo por la falta de libertad política de los gobiernos, la tendencia a planear a corto plazo, sin preocuparse por no comprometer los recursos naturales de las generaciones futuras y por no tener una visión lo suficientemente amplia  y progresista para considerar que un medio ambiente saludable ofrece a una comunidad, mayores posibilidades de desarrollo y bienestar económico y social, y entender que la degradación de los recursos naturales atenta contra nuestra propia supervivencia y la de las demás especies.

Prueba de ello son las condiciones deplorables en las que vive una buena parte de África. La agricultura es un asunto central en países como Malawi, cuya economía y subsistencia depende en gran medida de un sector agrícola extremadamente sensible a las lluvias, en donde una sequía brutal como la registrada en 2001, evidentemente, implica un riesgo mortal para sus habitantes.

Malaui o Malawi, en Geografía de Malawi (2010) es un país sin salida al mar, ubicado en el sureste de África, antiguamente conocido como Nysalandia, cuya situación de emergencia humanitaria está en una crisis compleja, cuya situación demanda la solución de un enfoque integral, o bien de mentes ingeniosas y perseverantes con ganas de buscar soluciones, como lo hace William Kamkwamba.

Un innovador e ingeniero Malaui que ganó fama en su país, luego de que en 2002 construyera un aerogenerador para alimentar  algunos aparatos eléctricos en la casa de su familia en Wimbe, usando madera de eucalipto, piezas de bicicleta y materiales recolectados en un vertedero local y posteriormente armara, con ayuda apenas de unos cuantos amigos, una bomba de agua que funciona con energía eólica, para suministrar por primera vez, agua potable a su pueblo, y así salvar a todos de la muerte por falta de alimentos.

Tema muy interesante y real que no podía quedar sin darlo a conocer a la sociedad, tema que inspiró al director y actor británico Chiwetel Ejiofor a filmar la película El niño que domó el viento (En inglés: The boy who harnessed the wind).

Este film se recomienda disfrutar para conocer la historia detallada de la experiencia de William en 2002, a través de los actores. Es una producción británica de drama, escrita, dirigida y protagonizada por Chiwetel Ejiofor en su debut como director de cine.

Si bien la película se encuentra supeditada a la experiencia personal y subjetiva de William, se describe de forma muy realista el modo de vida agrícola que se tiene en la aldea de Wimbe, así como la realidad histórica sobre la hambruna en Malawi, en Cultura de Malawi, (2004) provocada por las políticas del presidente Elson Bakili Muluzzi y la venta de grano de manera fraudulenta.

Durante la historia, William se antepone a los problemas económicos de su familia para poder acceder a la escuela, cosa que le es imposible por falta de dinero para cubrir las cuotas, razón por la cual él comienza a ser autodidacta y a buscar los espacios para colarse a la biblioteca de la escuela y leer sobre ciencia y física, lo que más adelante le ayudaría a emprender su camino para construir la turbina que  permitiera bombear el agua de pozos naturales y así poder cultivar en la etapa de sequía que sufre el lugar, se percibe la angustia y desesperación que sufren los personajes, al faltar el vital líquido, por la sequía que viven.

Por lo improbable e increíble que parecía la ocurrencia del chico de apenas 13 años de edad, con hambre y sin recursos de ningún tipo, incluso sin el apoyo de su familia y mucho menos de su comunidad, nadie creía en él, excepto él mismo.

Con la ayuda de los libros y su inglés precario, se empeñó en aprender y relacionaba las palabras con las imágenes. Hasta que en uno de esos libros encontró el conocimiento que necesitaba para cambiar su historia, el título decía “Energy” y la imagen mostraba cuatro molinos.

Ahí leyó que un molino de viento podía bombear agua y generar electricidad. Asoció bombear agua con el riego, y al riego con la posibilidad de comer. Y justo ahí cambió el rumbo de su historia.

Un gran relato para reflexionar respecto del daño que estamos ocasionando al planeta tierra, razón por la cual se observan sequías en algunos países o estados y como consecuencia hambre en la humanidad.

Otra situación para pensar es el uso del ingenio que poseemos todas las personas, pero no todas queremos innovar, y el querer salir de la pobreza, aun remando contra corriente.

 

Dicen que la letra no entra cuando se tiene hambre, pero creo que el hambre puede ser también una gran razón para querer llenarse de letras. O como bien menciona Rousseau, en su libro El Emilio “Se consiguen las plantas con el cultivo, y los hombres con la educación”

* Departamento Editorial
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